Reflexiones sobre el concurso de ideas CEIT para una nueva arquitectura turística
En otoño de 2021 el Consejo de Colegios de Arquitectos de Canarias en colaboración con la Consejería de Turismo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias anunció la convocatoria de un Concurso de Ideas con el fin de crear un campo de experimentación en el ámbito de la arquitectura sobre nuevos modelos de turismo del futuro. En torno al concepto de CEIT (Centros de Experiencia e Interpretación Turística del Archipiélago) el CCCA proponía – según las bases – propiciar la excelencia y apostar por el aumento de la calidad de los espacios públicos turísticos, pensando en un modelo turístico centrado en nuestros recursos naturales y culturales y potenciar los beneficios que reportan.
El despojar a los proyectos de los condicionantes reales que a menudo limitan a los edificios (presupuestarias, normativas,…) resulta un ejercicio liberador, que permite a los arquitectos poner sobre la mesa ideas que de otra manera quedarían en el tintero y que pueden ser útiles para establecer las bases de experimentación de futuros
proyectos. Este formato de Concurso de Ideas planteado ha resultado ser una opción inteligente, ya que, aunque quizá haya disuadido a muchos profesionales a participar, dado que la lucha por la supervivencia profesional en un escenario social muy complejo, condiciona sobremanera la dedicación altruista a determinadas iniciativas. Sin embargo, si que ha permitido convocar a un importante número de arquitectos jóvenes instalados en Canarias a sumarse a esta iniciativa. En la iniciativa comentada, la visión de concurso abierto ha contado con una concepción
muy flexible, ya que las propuestas para estos nuevos centros de turismo no sólo no debían estar supeditadas a las limitaciones propias mencionadas derivadas del mercado, sino que también se invitaba a proponer localizaciones o, dicho de otro modo, a reflexionar sobre en qué lugar de cada isla tendría más sentido colocar estas nuevas infraestructuras.
Con unas bases comunes, el referido Concurso de Ideas estableció categorías específicas por cada isla, en las que los colegios proponían programas concretos: un centro de turismo activo en La Palma o gastronómico en El Hierro, Tenerife y La Gomera. Este primer posicionamiento ya muestra un rasgo fundamental acerca de las tendencias y requerimientos de la demanda turística tanto presente como futura. Aunque Canarias es y seguirá siendo un destino de referencia de Sol y playa, los ámbitos turísticos de mayor competitividad futura se perfilan como aquellos lugares
donde las experiencias singulares cobran especial interés y reclamo y en este contexto dirigir la mirada hacia los valores endógenos, donde prime el valor específico e identitario del lugar, será sin dudarlo el mayor reclamo para los sentidos del visitante y en este contexto buscar el desarrollo de iniciativas integradas en el territorio a la vez
que innovadoras resultará ser un factor especialmente clave para el éxito y sostenibilidad del destino.
Este Concurso de Ideas ha permitido convocar a un importante número de arquitectos jóvenes instalados en Canarias a sumarse a esta iniciativa.
A nivel de diseño arquitectónico lo que encontramos es un conjunto de proyectos que muestran gran variedad de sensibilidades y gustos. Desde varias propuestas para edificios de tonos terrosos integrados en el paisaje, hasta otras formas más radicales con formas orgánicas o materiales tecnológicos, pasando por construcciones flotantes
que pueden trasladarse de una isla a otra como un barco. El debate en torno a qué lenguaje visual debe tener la arquitectura turística de nuestras islas no es nuevo, de hecho, se remonta a tiempos figuras de renombre como Néstor Martín-Fernández de la Torre y César Manrique, entre otros. Posiblemente es ésta una cuestión que no tiene una única respuesta, no obstante, si nos permite aseverar que la enorme trascendencia del asunto invita a reflexionar sobre la necesidad de propiciar un marco de debate e intercambio por parte de los profesionales e instituciones en torno al tema en cuestión.
Sin duda, uno de los aspectos sobre los que cabe destacar el trabajo de los participantes, es la inclusión de criterios ambientales y de sostenibilidad. Los arquitectos que desarrollan su práctica en las islas no son ajenos a los retos medioambientales hacia las que el planeta y la sociedad en general se enfrentan y aunque cada vez más las propias instituciones públicas y privadas plantean exigencias en este campo, las propuestas de este Concurso de Ideas presentan una amplia voluntad de innovación y en este contexto son varias las propuestas que giran en torno al uso de materiales naturales, reciclados o de baja huella de carbono, desapareciendo en muchos casos el uso del hormigón.
Vinculado con esto último, resultan destacables determinadas propuestas por su apuesta por el reciclado de infraestructuras y construcciones existentes, no cabe duda de que la reutilización de espacios existentes es una asignatura pendiente de respuestas en el ámbito de la construcción de las islas, aspecto que en el conjunto de
los territorios y ciudades europeos se ha consolidado desde hace unas décadas como una clara tendencia de generar nuevas estrategias competitivas a partir de la rehabilitación y restauración de espacios con usos obsoletos, decadente o infrautilizados y que se han convertidos en áreas de oportunidad para el desarrollo de actuaciones estratégicas y de impulso económico y social. En las Islas Canarias es ésta una asignatura pendiente que requiere empezar a plantearse con el rigor y la profundidad que demanda su cada vez más compleja estructura social, lo cual obliga a sumarse a un mundo donde las oportunidades de generar crecimiento y bienestar pasan por tener las antenas activas en torno a lo que está pasando en las sociedades avanzadas.
A modo de conclusión sobre el tema central planteado y intentando ser coherentes con el espíritu posibilista del Concurso de Ideas, cabría plantearse que más allá de lo interesante y aplaudible de la iniciativa y de las reflexiones de los arquitectos de las islas sobre este trascendente tema, resultará esencial establecer una hoja de ruta en torno a aprovechar estas aportaciones y, sobre todo, a fijar una metodología de trabajo que permita profundizar en una organización fundamentada en la vanguardia de iniciativas que se están desarrollando en todo el planeta y apoyada en una cantera de profesionales ubicados en Canarias ávidos de aportar sus capacidades en beneficio del progreso de nuestra sociedad.