Castellano Estudio

Una oportunidad histórica para reinventar el turismo en Canarias

En estos días escuchábamos al Vicepresidente del Gobierno de Canarias acuñar el término “reinventar el turismo en Canarias” y tenemos que decir que no podemos estar más de acuerdo con el mencionado concepto.

Ahora bien, en estos tiempos tan complejos que nos está tocando a todos vivir, donde a la incertidumbre y el temor que nos ha inundado a todos en forma de atentado contra nuestra salud hay que unir de manera clara y contundente la derivada de una situación de crisis económica sin precedentes al menos contemporáneos, cabe preguntarnos, qué podemos hacer para salir de este escenario tan crítico como complejo y, en consecuencia, darle sentido y contenido al acertado concepto.

Desde nuestro punto de vista, la respuesta a la superación de la profunda crisis económica que se avecina se encuentra en gran medida en el desarrollo de la capacidad de leer la situación desde la perspectiva de visualizar las oportunidades que un escenario como éste presenta.

Canarias es un territorio cuyo modelo económico se fundamenta en gran medida en su industria turística y por mucho que unos pocos pongan en cuestión este axioma, no es menos cierto que, a pesar de los grandes soportes -clima, valores naturales, infraestructuras turísticas, paz social- con que cuenta la actividad para ser un referente mundial en la enraizada necesidad de ocio que tiene la población actual, la realidad en términos de su estructura, especialmente de la planta alojativa y oferta complementaria de los centros comerciales, dista mucho de contar con los ingredientes deseables y necesarios para salir con solvencia de esta compleja situación y mirar al futuro con optimismo.

Los años 2009 y sucesivos hasta 2015 donde la crisis financiera arrastró a España a una importante recesión económica y social, la industria turística en Canarias permitió que estas islas tuvieran un impacto relativamente menor que el resto del país y en esa etapa el Gobierno de esta Comunidad Autónoma enarboló la bandera de la necesidad de modernizar nuestra principal actividad económica para alcanzar un grado de competitividad que le permitiera alcanzar su sostenibilidad futura. Las iniciativas legislativas traducidas en incentivos a la renovación y la promoción de planes de mejora del espacio turístico y de las infraestructuras públicas y privadas llegaron a todos los núcleos turísticos de las islas y aunque el calado del mensaje en los sectores empresariales fue nítido, también es cierto que las dificultades en esa etapa de las entidades financieras para garantizar la circulación del dinero atenuaron tales iniciativas hasta el punto de que, aún siendo muy importantes las iniciativas privadas desarrolladas al amparo de tales medidas, éstas no dejaban de ser la punta del iceberg que insinuaba la real situación de esta actividad en las islas.

Durante los años de 2015 a 2019 la clara mejora de los mercados financieros y de las economías de los países propició que, conjuntamente a la paralela inestabilidad de determinados destinos turísticos competidores, en Canarias se alcanzaran récords de llegada de visitantes, lo que permitió recuperarse a las empresas turísticas de los años de crisis precedentes, pero también contribuyó a que tanto la Administración pública como la iniciativa privada aparcaran la anteriormente emprendida política de modernización de este vital sector económico para las islas.

En el conjunto de los núcleos turísticos de Canarias entre casi el 70% y el 85% de su oferta alojativa actual se encuadra la modalidad extrahotelera y éste es un dato que no podemos ver como positivo dado que es la hotelera la que genera mayor calidad en la oferta a la vez que empleo, pero más preocupante aún es verificar que de ese alto porcentaje la mayor parte de los establecimientos de aquella modalidad cuentan con categorías entre 1 y 2 llaves o estrellas, en consecuencia, la conclusión resulta obvia, la mayoría de nuestro tejido turístico alojativo se encuentra en estado de elevada antigüedad, obsolescencia y escasa capacidad competitiva.

Si a la situación actual generada por la crisis sanitaria que ha obligado a un inédito cierre de la totalidad de nuestra actividad turística, le cruzamos la realidad comentada acerca del estado de nuestra planta alojativa –similares índices podríamos aportar acerca de la gran mayoría de centros comerciales de las zonas turísticas-, el resultado es altamente preocupante, dado que estos complejos actualmente cerrados y con escaso bagaje competitivo van a tener muy difícil su reapertura y, además, son caldo de cultivo para un trasvase a la residencialización y en un alto porcentaje al alquiler vacacional, con lo que de un plumazo se habrá cambiado el modelo turístico de Canarias y no precisamente para mejor.

Ahora bien, como apuntábamos al principio, las situaciones más difíciles con una buena lectura permiten visualizar oportunidades que en otros contextos no es posible abordar, así, en la crisis financiera de los años 2008 y siguientes no había dinero circulante y, por tanto, las buenas iniciativas vinculadas con la modernización turística no pudieron materializarse con la esperada rotundidad y, posteriormente, superada la crisis, tampoco fue el momento por la ocupación en hacer caja para recuperarse del escenario anterior. Pero y ahora, ¿en qué situación nos encontramos con esta preocupante crisis?

Pues, resulta que a diferencia de la etapa anterior, donde no existe crisis financiera y, por tanto, hay dinero circulante, por el momento, falta que afloren iniciativas decididas y clarividentes que permitan aprovechar este escenario para convertirlo en una clara oportunidad para impulsar una revitalización de nuestra actividad turística en las islas. Es preciso, en suma, poner en marcha medidas esenciales y eficaces. En este contexto nos permitimos sugerir algunas iniciativas que nos parece pueden ser trascendentes:

  1. Impulsar por parte de la Administración pública canaria, contando con el sector turístico, la elaboración de un documento operativo que permita concretar y planificar las iniciativas a desarrollar, que aporte la necesaria confianza y articule los distintos tipos de medidas y rango que en él se integren.
  2. Concertar entre las Administraciones públicas implicadas un importante marco de financiación vía créditos avalados por aquellas a todos los establecimientos, especialmente los de bajas categorías, que se renueven y suban, al menos, a tres estrellas.
  3. Promulgar una Ley de Medidas Urgentes que permita adaptar la Ley 2/2013 de renovación y modernización turística de Canarias al escenario actual, incorporando nuevos incentivos a la renovación y modernización de establecimientos.
  4. Propiciar una verdadera simplificación de los procedimientos administrativos vinculados con el desarrollo de instrumentos –planes, proyectos, licencias, encaminada a propiciar eficacia y rapidez en las actuaciones de renovación y modernización turística.

En suma, el gran objetivo planteado se centra en aprovechar el actual cierre de establecimientos para que, en el horizonte de un año de trabajo intenso y profundo, se impulse una verdadera transformación de nuestra actividad locomotora. En la medida en que seamos capaces de concretar iniciativas del tipo de las aquí expuestas, habremos convertido un escenario incierto y sombrío en una oportunidad inmejorable para encauzar el presente y futuro de estas islas.

Rafael Castellano
Rafael Castellano

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